Una maldición que no te permite morir.
Tu verdad que no cambia, pero el sentimiento ajeno a lo tuyo sigue creciendo.
Necesidad de soledad con ausencia de equilibrio, decadencia emotiva de las mil y un caídas.
El recorrido por aquella imitación de valores originan la casería de sentimientos, matanza de cursilerías, aniquilamiento de palabras hirientes...
Reacciono al darme cuenta que creo saber lo que siento pero realmente no te conosco, y unas décadas más de temor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario