sábado, 5 de septiembre de 2009

En el nombre del padre

¿Fuiste tú mi decisión? No encontró respuesta...
-puedes irte en busca de tu elegido.

Yo soy una de las grandes maldades de tu creación, el arrepentimiento crece en cada una de tus miradas, pero me consuela saber que hay más detras de mi y no son personas.
Mi libertad te parece castigo. Desearías obtener lo repugnante de mi sangre y llorar sobre mis heridas.
Tu contrariedad me enseña que es tiempo de mi partida.
Una lágrima me invade pero tu omnipotencia logra hacer sangrar mi rostro. Una huella que te marcó y sometió bajo el seudónimo de padre.
Extraño tu ausencia y hegemonía sobre mi dolor. Conociste mis razones pero no lograste integrarte a mi conocimiento. Clamas tu obsesión de poder y yo reclamo mi ventaja de elección.
Horas en el interrogatorio y me dijiste culpable, contarás mi sentencia, pero tu crimen... habita en mi.


Sólo me pregunto: ¿mi sangre será la misma o es que siempre fue mala?...

Compañera de salón

Deseo tu muerte y tortura, no entenderías los sentimientos que recorren lo existente entre mi cordura y la filosofía callejera. Siento el retoque y maquillaje de tus pasos, tu fingida voz me menciona y acuchilla mi nombre, mis pesadillas se muestran ante tí, eres mi víctima favorita y la doncella que ocasiona cada uno de mis desequlibrios. Vives por mi motivo y te alimentas de mis pasiones, no eres la única pues ya te habrás dado cuenta de que tu fantasía me aborrece. En un abuso de hipocresía, logras alejarme de lo que pudo ser mi vida. Mil voces te rodean y se levantan ante mi, exiges alegrías pero ellos suplican mi perdón. Ya es tarde para todos, hasta para originar la mínima sensación en mi. La bondad falleció en este capítulo que escribirá su fin con el significado inverso a las últimas frases que tu mencionarás.

Tintas

Momentos de incertidumbre, una puerta abierta a la lejanía de un paraíso lleno de infelicidad. Trampas compartidas y la omisión a un pensamiento.
Las penas duelen pero las causas enojan y la impotencia de no poder tener el espacio de venganza, estas palabras cerraron el alma que estaba siendo comida por el temor...
Se vio muerta en el llanto de su alrededor y sintió lástima por aquel al que pensó incapaz, debió ser relegada al plano de la injusticia pero tomó la grave decisión de hundirse entre las paredes que rodeaban a su alma. Quiso implorar a su propio ser, se negó, sólo debía reír de su instante.
Depronto se oyó la voz en su interior y la fatiga culminó su escrito, regresó a su mundo, se perdió en su hazaña y murió dentro del sentimiento ajeno. Acabó la tinta de aquel lapicero que fue su fiel seguidor y junto con él terminaron todos los conflictos dando origen a su breve minuto de compasión...

Prosa III

Comienzo de un nuevo ciclo.
Notas, reencuentros, iluciones muertas y recuerdos que desean ingresar en parajes que los hombres no se atreven a descifrar, soleda y causas sin culpa, un hasta pronto, una noticia que por fin logra motivar la irritabiliad de un ser, que se consideró absoluta hasta que se conservó en un mundo de no pertenencia.
Llegó a la conclusión de no salir de él, opuestamente necesitaba encontrar la forma de limpiar aquella suciedad hecha de vanidad que le rodea, convertirla en moderación y con ello culminando el plan que hasta ahora comprende, surgimiento para el que fue creado... no tiene razón, pero mantiene la vida de quien fue su cuerpo...

Silenciosa plática

Basta, cállate que la fatalidad de tus palabras me obliga a tu sometimiento.
Trágate la saliva que siempre dejas a la mitad, para que puedas seguir escupiendo sobre mi nombre ya vacío.
Degolla cada uno de mis sentidos y ríe por el placer de ver mi sangre esparcida en cada uno de los rincones de tu perdón.
Calma... tu otra parte todavía no me ha vencido. ¿Quién es? aún te niegas a darle paso a su existencia, ¿Quizá intentas hacer burla sobre tí mismo?. No, los fúnebres desvelos que pasaste pensando en mi, te han hecho parte en un propio claustro de extinción.

Sobre cerrado

De:
Alguien que busca entre los recuerdos vacíos de su filosofía.

Para:
Los vivientes y sobrevientes del incierto hechizo que los encadena a mí...

+Sólo necesito que lo leas sin preguntas, sin dudas, sin reproches, sin adiós.

Hasta ahora comprendo que debo dar a conocer una vida que no me pertenece. Aún no encuentro razón alguna para esto, nisiquiera tengo conociemiento de la fuerza o la sombra que mueve mi mano a escribir.

Sabes, creo que estoy descubriendo la verdad de mi existencia, ¿Cómo me sucedió?...
Pues, me he logrado percatar de ciertos detalles. Lo primero es que me siento sin alma, viviendo en una necrópolis, cuyos cadáveres me hacen ver más sola.
Mi lugar favorito ahora suele ser cualquiera, puesto que alcanzé un grado alto de repugnancia a todo lo que me rodea.
¡No es drama! concluciones de mi cordura.

Presiento que el rencor, la incomprensión y la traición giran a través de este escrito.
Talvés el amor, el cariño y la cursilería desean también formar parte de esto, que por motivos no razonables, he decidido no pensar en su significado.

Ofrezco una disculpa al desafortunado que tenga que caminar con la carga de haber leído "esto", pero... tranquilidad! no serán condenados por mí.

Ya son las 17:33 y aún no consigo terminar mi autocrítica. ¿No lo sabías?
Entonces entiéndelo y asimila los enunciados.

Giro total de la historia y concluyo diciendo que no soy la culpable.
Trataré de entregar mi escrito a quien yo crea puede descifrar su misterio y soledad.

Por el contrario... continuaré con la destrucción, ya pronto nos veremos las caras y descubriremos quien "sobrevivió"...
No es el fin, tampoco el comienzo de una historia entre nosotros que espero tu solucionarás.

No huyas, esta soy yo!

En coma.

Aquella pastilla que intentó tomar para calmar el desgarramiento de su alma, sustituyó el deseo de permanecer consciente. No deliraba, pero decidió dejar desvanecer su espíritu entre el recóndito muladar que escondía su cerebro. Encendió la luz y se perdió bajo la sábana, alucinando sólo por aquel fragmento de tiempo que su inteligencia costaba el sacrificio de un pensamiento. Intentó la destrucción de un cuerpo, su participación ilícita en el más buscado concurso de permisos.
Regresó en estado vegetativo al mundo, nadie alcanzó a secar su última lágrima, derramada en eterna pureza, y fue esa lágrima la que quemó la mano del sobreviviente. Derrepente ingresó en un estado de coma, era lo perfecto para el legado de su sangre, aquella herencia oscura, putrefacta que sería el símbolo de una permanente generación.
Sabía que nadie conocía la inspiración de sus ojos, ni la melancolía de su aliento.
Ahora una cadena sujeta la muñeca, y direcciona el puñal que se conducirá hacia el cuello enemigo... ahora, por última vez...