Momentos de incertidumbre, una puerta abierta a la lejanía de un paraíso lleno de infelicidad. Trampas compartidas y la omisión a un pensamiento.
Las penas duelen pero las causas enojan y la impotencia de no poder tener el espacio de venganza, estas palabras cerraron el alma que estaba siendo comida por el temor...
Se vio muerta en el llanto de su alrededor y sintió lástima por aquel al que pensó incapaz, debió ser relegada al plano de la injusticia pero tomó la grave decisión de hundirse entre las paredes que rodeaban a su alma. Quiso implorar a su propio ser, se negó, sólo debía reír de su instante.
Depronto se oyó la voz en su interior y la fatiga culminó su escrito, regresó a su mundo, se perdió en su hazaña y murió dentro del sentimiento ajeno. Acabó la tinta de aquel lapicero que fue su fiel seguidor y junto con él terminaron todos los conflictos dando origen a su breve minuto de compasión...
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